Thursday, August 24, 2006



MICHELENA, EL PINTOR VENEZOLANO QUE VENCIO A LOS COLOSOS DE LA PINTURA.


Visitando las memorias de la Historia de la Pintura en Venezuela del siglo XIX llegé a la conclusión que uno de los más importantes pintores venezolanos es, sin duda alguna, el carabobeño y subestimado Arturo Michelena.

Utilizo el cruel vocablo “subestimado” porque muy poca gente sabe que mientras en la Francia de 1889 se celebraba la Exposición Universal de París, pintore de la talla de Manet, Van Gogh, Monet, Pissarro, Cesanne, Renoir, entre otros luchaban por que sus telas fueran admitidas en el salón más importante de la época y sin embargo quedaban fuera, obviamente estos artistas anteriormente mencionados, con el tiempo, fueron finalmente reconocidos y laureados pero mientras tanto, el nuestro, el nacido en estas tierras, no solo lograba participar con una de sus obras sino que ganaba la máxima distinción de la exposición, a saber, la medalla de oro por el cuadro “Carlota Corday rumbo al Cadalso” . Esta insigne pieza del arte venezolano puede ser apreciada en la Galeria de Arte Nacional http://www.gan.org.ve/, por supuesto, cuando no anda de gira por el orbe entero.

"Carlota Coday Rumbo al Cadalso" Óleo sobre tela. 234 x 314 cm. Colección GAN.


Arturo Michelena Nace, pues, en Valencia el 16 junio de 1863 en el seno de una familia vinculada al arte, lo cual influyó de manera definitiva en su vocación por la pintura. En este sentido, su padre el pintor Juan Antonio Michelena, fue su principal instructor y concejero durante su infancia. Asimismo, su madre Socorro Castillo, era hija de Pedro Castillo retratista y autor de los murales de la casa en Valencia del que fuese presidente de Venezuela, el lancero José Antonio Páez .

En 1874 hizo una serie de dibujos que ilustraron la edición neoyorkina de Costumbres venezolanas, libro de Francisco de Sales Pérez, quien lo presenta en el círculo de amigos de Antonio Guzmán Blanco con la intención de gestionarle una pensión de estudios. Entre 1879 y 1882, Michelena y su padre abren una Academia de Arte en Valencia, en la cual realizan retratos por encargo. Durante este tiempo, el joven Michelena pinta murales, copia cuadros antiguos, elabora retratos infantiles; lo cual será una excelente base de entrenamiento que lo capacita para participar con éxito en el Salón del Centenario, que se celebraba en Caracas, y al que envía su primer lienzo importante La entrega de la bandera al batallón sin nombre (1883), que le hace merecedor del Segundo Premio.

En 1885 parte a París en compañía de Martín Tovar y Tovar, para inscribirse en la Academia Julian, donde ya figuraban Emilio Boggio y Cristóbal Rojas. En este instituto recibió las enseñanzas del afamado decorador Jean Paul Laurens. Gracias a las recomendaciones de Laurens, Michelena envía al salón de 1887 un lienzo impactante El niño enfermo, con el que gana la Medalla de Segunda Clase y el reconocimiento Hors concours, máxima distinción que el salón le otorgaba a un artista extranjero. Entre 1885 y 1889, su obra se caracteriza por la adopción del realismo oficial y por el ambicioso propósito de la ambientación documental y arquitectónica de los asuntos narrados, ya fueran escenas de género o episodios históricos. En este período pinta sucesivamente: Una visita electoral (1886), La caridad (1887), La joven madre y Carlota Corday (1889), obteniendo con este último cuadro la Medalla de Oro en la Exposición Universal de París (1889). En 1889 regresa a Venezuela donde fue recibido con júbilo. Luego de una temporada de éxito social en Caracas, contrae nupcias con Lastenia Tello Mendoza y retorna a París para iniciar un nuevo período en su carrera. Durante este lapso, adquiere una mayor destreza como dibujante y resolución en el uso del color y en la captación del movimiento natural; aparecen ciertas notas impresionistas y cierta inclinación religiosa. Obras importantes de este período son: La vara rota (1892) y Pentesilea (1891) pintura de grandes dimensiones.


Regresa a Venezuela luego de haber contraído tuberculosis en París. Por este tiempo se convierte en un retratista de moda y pintor oficial. Pero su salud, cada vez más resentida, apenas le permite dedicarle tiempo a obras ambiciosas como Miranda en la Carraca (1896) siendo esta quizás el cuadro de su autoría más conocido y publicitado, Berruecos (1895), el Descendimiento (1897) y La última cena (1898), quedando inconclusas algunas de éstas. Muere en Caracas el 29 de julio de 1898. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 29 de julio de 1948.

"El Niño Enfermo". Óleo sobre tela. 80 x 85 cm. Col. GAN.

Para más información visite: http://www.museomichelena.arts.ve/


"Miranda en la Carraca" .Óleo sobre tela.El cuadro más conocido de Michelena. 196 x245 cm. Col. GAN.

Wednesday, August 23, 2006

LA VIDA POR UNA PASIÓN.


Autorretrato.

“El ataúd ya estaba cerrado. Llegué demasiado tarde para ver de nuevo al hombre que me dejó cuatro años atrás tan lleno de expectativas de todo tipo. . .

En las paredes de la habitación donde descansaba su cuerpo, sus últimos lienzos estaban colgados haciendo una suerte de halo para él, y el brillo del genio que irradiaba de ellos hizo su muerte aún más dolorosa para nosotros los artistas que estábamos allí. El ataúd fue cubierto con una simple tela blanca y rodeado con ramos de flores, los girasoles que él amaba tanto, dalias amarillas, flores amarillas por todas partes. Era, recordarás, su color preferido, el símbolo de la luz que él soñó, de estar en los corazones de la gente así como en obras de arte.

Cerca suyo, también en el piso frente al ataúd, estaba su atril, su silla plegable y sus pinceles.
Llegó mucha gente, principalmente artistas, entre los cuales reconocí a Lucien Pissarro y Lauzet. No conocía a los demás, también alguna gente del lugar que lo había conocido un poco, visto una que otra vez y que le tenían aprecio porque él era tan bueno de corazón, tan humano. . .

Ahí estábamos, completamente silenciosos todos juntos alrededor de este ataúd que poseía a nuestro amigo. Observé los estudios; Uno muy triste y muy hermoso basado en la et Jésus de Delacroix. Convictos caminando en círculo rodeados por los altos muros de la prisión, un lienzo insipirado por Doré de una ferocidad aterrorizadora y que es también símbolo de su final. ¿No fue la vida así para él, una alta prisión como ésta con muros así de altos? Tan altos. . . y estas personas caminando infinitamente alrededor del foso, ¿no eran ellos los pobres artistas, las pobres almas condenadas caminando más allá debajo del látigo del Destino?

El cuadro del cual habla Emile Bernard en su carta.


A las tres en punto su cuerpo fue retirado, amigos suyos llevándolo al coche fúnebre, un número de personas en la compañía estaban llorando. Theodore Van gogh, quien estaba dedicado a su hermano, quien siempre le dio apoyo en su lucha para mantenerlo con su arte estaba sollozando lastimosamente todo el tiempo. . .

Fotografía de Theo, Hermano de Vincent.


El sol estaba terriblemente caliente afuera. Trepamos la colina en las afueras de Auvers hablando de él, acerca del audaz impulso que le dio al arte, de los grandes proyectos que él siempre estaba urdiendo, y acerca del bien que nos hizo a todos nosotros.


Llegamos al cementerio, un pequeño cementerio nuevo constelado con nuevas tumbas. Está en la pequeña colina sobre los campos que estaban maduros para la cosecha bajo el amplio cielo azul que él todavía habría amado. . . tal vez.


Entonces fue bajado a la tumba. . .


Cualquiera hubiera comenzado a llorar en ese momento. . . el día estaba demasiado hecho para él para que uno no se imagine que él estaba aún vivo y disfrutándolo.


El doctor Gachet (quien es un gran amante del arte y posee una de las mejores colecciones de pintura impresionista al día de hoy) quiso decir unas pocas palabras de homenaje acerca de Vincent y su vida, pero él también estaba lamentándose a tal punto que sólo pudo balbucear un muy confuso adiós. . . (Tal vez ésa fuera la forma más hermosa de hacerlo).


Dio una breve descripción de las luchas de Vincent y sus logros, relatando cuán sublime eran sus objetivos y cuán grande era la admiración que sentía por él (a pesar que lo conoció por un corto período de tiempo). El fue, dijo Gachet, un hombre honesto y un gran artista, que sólo tenía dos propósitos: humanidad y arte. Fue el arte lo que él preció sobre todo y lo que hará vivir su nombre.


Entonces volvimos. Theodore Van gogh estaba quebrado del dolor, todos los asistentes estaban muy emocionados, algunos volviendo al campo abierto mientras que otros se encaminaban a la estación.


Laval y yo regresamos a la casa de Ravoux, y hablamos acerca de él. . .”


Vincent van Gogh murió a la 1:30 AM el 29 de Julio de 1890. La iglesia católica de Auvers se negó a permitir que enterraran a Vincent en su cementerio, debido a que Vincent había cometido suicidio. El ayuntamiento cercano de Méry, sin embargo, estuvo de acuerdo en permitir el entierro y el funeral fue realizado el 30 de Julio. Un amigo de mucho tiempo de Vincent, el pintor Emile Bernard, escribió la carta anteriormente citada, acerca del funeral a Gustave-Albert Aurier.


Victima, quizás de su enfermedad (se ha dicho que padecía los mismos síntomas de lo que hoy se conoce como esquizofrenia) el 27 julio de 1853 Van Gogh decide ponerle fin a su dramática vida, se había pegado un tiro en el pecho:


"Para mí, morir es mucho mas fácil que vivir, morir es difícil pero vivir lo es todavía más". (Carta de Vincent van Gogh. a Theodore Van gogh).


Pero no siempre fue así, Van Gogh llego a estar tan seguro de sí mismo que dijo:


"Yo no tengo la culpa de que mis cuadros no se vendan. Pero llegará el día en que la gente se dará cuenta de que tiene más valor de lo que cuestan las pinturas". Carta de Vincent. a Theodore Van gogh

En otra oportunidad:


"Quizá vuelva un día para firmarlo. Pero en el fondo no hace falta, ya que más adelante mi obra será reconocida y hasta se escribirá sobre mí una vez que yo haya muerto…" le dijo a Kerssemakers cuando este le pidió que le firmara un cuadro que le regalaba al marcharse a otra ciudad.

Todos los que sentimos atracción por el arte, particularmente por la pintura necesariamente hemos leído o escuchado hablar de Vincent van Gogh. Este hombre que naciera en Holanda cambiaría en su momento y para siempre la manera de “leer” un cuadro.


Vío la luz por primera vez en Groot Zundert el 30 de Marzo de 1853, un año después de que su madre diera a luz a su primer hijo, un bebé que nació muerto y que se llamó también Vincent. En cuanto a esto, existen mucha especulación sobre si Vincent van Gogh sufrió algún trauma psicológico como resultado de haber tenido un hermano muerto con el mismo nombre y la misma fecha de nacimiento. Sin embargo, este argumento se mantiene sin justificar, y no existe ninguna evidencia histórica que la apoye.


No pretendo hacer aquí, una compilación de las bibliografías del holandés que he leído, aunque me siento en la obligación de recomendar el libro Van Gogh, Grandes Protagonistas de la humanidad, Editora Cinco S.A. Bogota, Colombia 1985. El tiraje de este libro de bolsillo fue exclusivo para Colombia, Ecuador y Venezuela y no es tan difícil de conseguir en esos paises.


En resumen Van Gogh dejó cerca de 850 cuadros (tres de ellos se encuentran entre los cinco cuadro más caros del mundo alguna vez subastados) y 1600 dibujos, legado que se conserva en diferentes partes del planeta aunque la mayor colección de su obra se encuentra en ámsterdam Holanda en el Van Gogh Museum, además de 700 cartas dirigidas a su hermano Théo van Gogh, publicadas en 1911 por la esposa de este último, las que constituyen un valioso documento sobre su vida y obra.

Los girasoles, uno de los cuadros más famosos y caros del mundo.